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Nombres /3
“Me firmo Galeano, que es mi apellido materno, desde los tiempos en que comencé a escribir. Eso ocurrió cuando yo tenía diecinueve años, o quizá apenas unos días, porque llamarme así fue una manera de nacer de nuevo.
Antes, cuando era un
chiquilín y publicaba dibujos, los firmaba Gius, por la difícil pronunciación
española de mi apellido paterno (Hughes se llamaba mi tatarabuelo galés, que a
los quince años se hechó a la mar en el puerto de Liverpool y llegó al Caribe,
a Santo Domingo, y tiempo después a Río de Janeiro, y finalmente a Montevideo.
Allí arrojo su anillo de masón al arroyo Miguelete, y en los campos de Paysandú
clavó las primeras alambradas y se hizo dueño de tierras y de gentes, y hace
más de un siglo murió, mientras traducía al inglés el Martín Fierro).
A lo largo de los años he
escuchado las más diversas versiones sobre ese asuntito de mi nombre elegido.
La versión más necia, me ofende a la inteligencia, me atribuye una intención anti-imperialista.
La versión más cómica supone fines de conspiración o contrabando. Y la versión
más jodida me convierte en la oveja roja de mi familia: me inventa un padre
enemigo y oligárquico, en lugar del padre real que tengo, que es un tipo
macanudo, que siempre se ha ganado la vida con su trabajo o con la buena suerte
que tiene en la quiniela.
El pintor japonés Hokusai
cambió de nombre sesenta veces por celebrar sus sesenta nacimientos. En el
Uruguay, país formal, lo hubieran enjaulado por loco o alevoso simulador de
identidad“
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Este post y esta
cita de “El libro de los abrazos” son mi pequeño homenaje a un grandísimo escritor
uruguayo, cuya lectura les recomiendo fervorosamente.
Elegí este relato porque trata (un poquito) sobre temas de los que escribo habitualmente en este espacio, pero es tan sólo una pequeña referencia entre la cantidad de textos y libros maravillosos que Eduardo Galeano escribió y publicó a lo largo de todos sus años.
“Las venas abiertas de América Latina” y la trilogía de “Memorias del Fuego”, ya son clásicos de la literatura (política) latinoamericana, que no deberían dejar de leer… Para aquellos que aún no se han sumergido en la lectura de alguno de sus libros, quizá este sea un muy buen momento para empezar y por qué no, de agradecerle de esta manera, toda la herencia escrita que nos legó.
Adiós Eduardo!
¿Y ustedes, leyeron ya algún libro de Galeano?
¿Cuál? ¿Qué les pareció?
Maru Jelencovich
Imagen: Tomada de internet.
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